Comunicado de prensa
Ginebra, 15 de diciembre 2020 – Durante las últimas dos semanas, la India ha sido escenario de una huelga general sin precedentes. Según algunos medios de comunicación, se trataría de la mayor movilización de la historia de la humanidad: un río humano de 250 millones de personas, trabajadoras y trabajadores, campesinas y campesinos, marchando de la mano, hacia la capital, Delhi, para protestar contra las nuevas leyes aprobadas por el gobierno ultraliberal y reaccionario del presidente Modi.
La huelga general, iniciada por los sindicatos tras la adopción de una ley contra el mundo del trabajo, cobró impulso rápidamente cuando las principales organizaciones campesinas del país se unieron al movimiento. Se movilizaron contra tres proyectos de ley que abren el sector agrícola a los intereses de las empresas agroalimentarias y de las instituciones financieras.
Las campesinas y los campesinos de India temen en particular, y con razón, que una de estas leyes desmantele el sistema de precios mínimos que les ha proporcionado durante mucho tiempo una cierta estabilidad, garantizándoles el precio fijo al que el gobierno les compra ciertos productos. Esta nueva ley se inscribe así en la profundización de las reformas neoliberales iniciadas desde el decenio del 90, en particular, a partir de la “revolución verde”. Reformas deseadas por las empresas transnacionales agroalimentarias, con el único objetivo de aplastar al campesinado familiar en favor de sistemas agrícolas altamente intensivos, mecanizados e industriales.
A este respecto, es importante recordar la importancia de exigir la implementación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos aprobada en 2018, en la cual se solicita a los Estados que protejan los derechos de las comunidades rurales, que desarrollen sistemas agrícolas integrados, accesibles y basados en la soberanía alimentaria y en prácticas sostenibles como la agroecología. Es una herramienta que reafirma la necesidad de reconocer la importancia del lugar que ocupa el campesinado familiar en la construcción de un mundo más igualitario y sostenible frente a los sistemas agrícolas que destruyen el tejido social y degradan el medio ambiente. Es más que necesario apropiarse de este instrumento para convertirlo en “una herramienta de lucha por un futuro común”.
El CETIM expresa su solidaridad con la lucha de las trabajadoras y los trabajadores, de las campesinas y campesinos indios. Una lucha por la dignidad, la justicia social y el respeto de los derechos fundamentales de los pueblos. El Gobierno de India debe respetar sus compromisos internacionales en materia de derechos humanos, en particular el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y Campesinas.
Leer el libro del CETIM “La Declaracion de la ONU sobre los derechos de lo.a.s campesino.a.s” (acceso libre a la versión PDF o EBook)