“Le Courrier” entrevistó a Melik Özden acerca de los progreso del grupo de trabajo del Consejo de derechos humanos (CDH) que reflexiona a la creación de un marco jurídico sobre las multinacionales.
La entrevista entre Benito Pérez y el director del CETIM fue publicado el 3 de noviembre de 2017 en las columnas del diario ginebrino.
El CETIM es una de las ONG que puso en marcha el proyecto de Tratado de las Naciones Unidas sobre el respeto de los derechos humanos por las sociedades transnacionales (ETN). ¿Cuál es su evaluación de la tercera sesión del Grupo de Trabajo (GT)?
Melik Özden: Más bien positivo. El GT estudió y discutió el documento presentado por la Presidencia ecuatoriana (leer Le Courrier del 20 de octubre). Este enumeraba elementos – la responsabilidad de los Estados de origen y del Estado de acogida de las ETN, responsabilidad civil y penal de las empresas y de sus dirigentes, obligaciones directas de las ETN, Corte internacional, cooperación entre los Estados, etc. – debiendo figurar en el futuro Tratado. Según el mandato del Grupo de trabajo, Ecuador deberá volver el año próximo (para la cuarta sesión del GT, nota del editor) con un proyecto formal de Tratado.
Algunos elementos contenidos en el documento ecuatoriano fueron ¿especialmente controvertidos?
No exactamente. La impugnación de la Unión Europea fue frontal. Ataca el principio mismo del Tratado. El representante de la Comisión Europea hizo una obstrucción sistemática, mostrándose muy agresivo, saliéndose de los códigos habituales del debate diplomático. La UE no dudó en hacer correr rumores, afirmando que esta sesión del GT sería la última. Para desmentirlos, Ecuador tuvo que pedir al Secretariado de las Naciones Unidas venir a explicar delante de los delegados que el mandato del GT estaba garantizado por el voto del CDH de 2014 hasta la adopción del Tratado y que la Asamblea general de Naciones Unidas garantizaría su presupuesto
Fuera de la UE, ¿cuál es la tendencia?
Constatamos un interés creciente. De unos cincuenta a sesenta países que vienen participado en el GT en 2015, se pasó a un centenar de Estados este año. ¨¡Esto no tiene precedente para un GT de las Naciones Unidas! Fue muy impresionante ver la sala del Consejo casi llena de gente, hasta 200 representantes de la sociedad civil.
Incluso los Estados Unidos, que hasta presente boicoteaban las sesiones, se presentaron el último día, exigiendo que se ponga fin a este proceso… se tiene una fractura muy clara entre Europa y los Estados Unidos, que albergan un 80 % de las sedes de ETN, y los países del Sur, que son sus víctimas la mayoría de las veces. Por supuesto, algunos de estos países son vulnerables a los chantajes y a las presiones. Por lo tanto, estamos luchando para consolidar una alianza política alrededor del proyecto.
¿La movilización de la sociedad civil lo satisface?
Contamos con una creciente participación de los sindicatos, es importante en este contexto. ¡Este año, hemos también organizados conjuntamente una reunión de los parlamentarios, muy exitosa, con una red de unos 200 representantes procedente de una veintena de países! En Francia, 245 parlamentarios han escrito a Emmanuel Macron instándole a apoyar este proceso. El frente comienza a ampliarse y se refuerza. El hecho de que la sociedad civil fue capaz de presentar un tratado común nos da credibilidad. Es un éxito colectivo y un documento muy importante, una valiosa fuente de información y propuestas. También hemos demostrado ser capaces de ocupar el terreno de NU. Logramos organizar varios “eventos paralelos”. Además de la presentación de nuestro proyecto de Tratado, pudimos dar la palabra a las víctimas de las ETN en el recinto del Palacio Naciones Unidas e incluso antes el GT.
¿Cuál fue la actitud de la Suiza durante la semana?
Su representante se declaró contra el proceso, ¡pero mostró más moderación que la UE! Después de su declaración de principios al inicio de los trabajos, él siguió los debates, pero no intervino más.
¿Tendremos un tratado en el 2018?
Por supuesto que no. En Las Naciones Unidas, los procedimientos administrativos avanzan muy lentamente: ¡Solo tenemos cinco días de trabajo anuales para desarrollar el Tratado! Después de eso, depende de la voluntad política de los Estados. Pienso que, de aquí a cuatro o cinco años, podríamos tener un tratado. Es necesario, en efecto, contar con al menos tres lecturas del texto, como en un Parlamento. A continuación, el reto será de hacerlo ratificar por los Estados lo más ampliamente. Y para eso, necesitamos que la movilización de la sociedad civil pase a un nivel superior.