Gracias Sr. Embajador. El CETIM es una organización basada en Ginebra que ha sido creada cuarenta años atrás para promover un sistema internacional más equitativo y relaciones Norte-Sur más justas. Desde su creación, esta involucrado activamente en la promoción de los derechos humanos, en particular los derechos económicos, sociales y culturales, y el derecho al desarrollo. Actuá como interfaz entre las organizaciones de la sociedad civil y los movimientos sociales en los países del Sur y los mecanismos de protección de los derechos humanos de las Naciones Unidas en Ginebra.
El CETIM ha seguido el debate en la ONU sobre la responsabilidad de las empresas desde más de treinta años y ha realizado muchas investigaciones y publicaciones sobre este tema. Hemos sido testigos del creciente poder de las empresas transnacionales y del paralelo desmantelamiento y fracaso de todos los intentos en las Naciones Unidas para controlar y vigilar de manera seria sus actividades. La era neoliberal ha provocado un aumento espectacular del poder y de los derechos gozados por las empresas transnacionales mientras que las pocas obligaciones y regulaciones que existían a nivel internacional han sido desmanteladas, y hoy en día están extremadamente débiles. Estamos ahora enfrentando una situación de impunidad. Masivas violaciones de los derechos humanos cometidas por las empresas transnacionales permanecen impunes, en particular cuando ocurren en países en desarrollo, y la falta de regulación plantea riesgos económicos sistémicos, como lo mostró la reciente crisis.
El consejo de derechos humanos tiene una enorme responsabilidad. Lo que ha hecho hasta ahora no es suficiente. El grupo de trabajo sobre las empresas y los derechos humanos es el único procedimiento especial que no puede recibir comunicaciones sobre violaciones de derechos humanos cometidas. Con respecto a los principios rectores, mas allá de su contenido, el problema es que son solamente principios rectores y que por lo tanto no son vinculantes, no son aplicables y no prevén sanciones. Sería una ilusión esperar lograr controlar los actores los más potentes en la economía mundial actual con códigos voluntarios y normas no-vinculantes. Eso es precisamente la razón por la cual las empresas transnacionales los apoyan. Pero cuando se trata de proteger sus derechos y sus intereses, recuren a normas vinculantes, acuerdos de libre comercio, tratados bilaterales de inversión, tribunales de arbitraje y fuertes mecanismos de aplicación.
! Ahora ha llegado el momento de corregir esa asimetría! Queremos felicitar los gobiernos del Ecuador y de Sud África por haber tomado la iniciativa de relanzar la propuesta de normas vinculantes para controlar las actividades de las empresas transnacionales y sus impactos sobre los derechos humanos. Pueden contar con nuestro pleno apoyo y el apoyo de un gran número de movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil en todo el mundo. No es una tarea fácil la que tenemos ante nosotros pero si es exitosa puede potencialmente contribuir a mejorar las condiciones de vida y proteger mejor los derechos humanos de millones de personas en todo el mundo.
Los países van a enfrentar muchas presiones para que no apoyen la propuesta de establecer un grupo de trabajo intergubernamental para desarrollar y adoptar un instrumento vinculante sobre las empresas transnacionales. Los países en desarrollo temen en particular de perder las inversiones extranjeras y ver las empresas transnacionales irse de sus países. Déjenme destacar un punto importante aquí: tener una convención o un instrumento vinculante es precisamente la mejor protección contra esa amenaza porque garantiza que los mismos estándares y regulaciones sean aplicados en todas partes. Por lo tanto las empresas transnacionales no podrán jugar un país contra el otro y simplemente no tendrán otra opción que la de adaptarse, y de hecho, como lo mencionaron algunos expertos ayer, seguirán obteniendo enormes ganancias. Gracias.