CONSEJO DE DERECHOS HUMANOS
52º periodo de sesiones
La violencia sistémica que se produce en los sistemas agroalimentarios actuales afecta principalmente a poblaciones ya vulnerables y marginadas, como los campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales. Esta violencia e inequidad inherentes al sistema dominante no son en absoluto inevitables, sino que son el resultado de la imposición de un modelo muy específico de producción, comercio y comercialización, centrado en la búsqueda desenfrenada de beneficios y en el monopolio del agronegocio sobre las cadenas alimentarias, en detrimento de los agricultores familiares. Además, este modelo -promovido no sólo por las multinacionales del sector sino también por sus aliados políticos en muchos países- se basa en prácticas agrícolas industriales intensivas que aceleran el cambio climático y perturban las relaciones sociales en las zonas rurales.
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