A pesar de su título
atrayente: “Un concepto más amplio de libertad. Desarrollo,
seguridad y derechos humanos para todos”, su contenido deja
mucho que desear pues no está a la altura de los problemas
actuales que enfrenta la Organización.
En efecto, si bien el Secretario General afirma que hay que emprender
una reforma completa del sistema de las Naciones Unidas, deja de
lado las cuestiones fundamentales que aquejan a la ONU, como se
puede constatar leyendo atentamente el informe.
Sus propuestas sobre la ampliación del Consejo de Seguridad
son medidas cosméticas que no permitirán la democratización
de esa instancia.
En lo que se refiere al desarrollo, el señor Annan no propone
nada sobre el triunvirato OMC-FMI-BM, que dicta las políticas
económicas a todos los Estados con las conocidas consecuencias
catastróficas para buena parte de la humanidad.
Al parecer, son los mecanismos de derechos humanos los que pueden
resultar las víctimas propiciatorias de estas reformas de
fachada.
Por otra parte, es difícilmente aceptable el método,
pues el Secretario General hace presión sobre los Estados
para que acepten sus propuestas, que someterá a la Cumbre
de Jefes de Estado a celebrarse en Nueva York en setiembre próximo,
como seguimiento de la Cumbre del Milenario. Se requiere, por el
contrario, que los pueblos y sus organizaciones tengan ocasión
y tiempo de debatir acerca de la reformas necesarias en el sistema
internacional, porque una cuestión tan importante no puede
quedar limitada a los claustros diplomáticos.
Por cierto que la ONU necesita profundas reformas pero los remedios
propuestos nos parecen inadecuados como hemos querido mostrarlo
a través de las diferentes publicaciones, declaraciones presentadas
abajo. Esta campaña está coordinada con la Asociación
Americana de Juristas (AAJ). |