Así,
los programas de ajuste estructural impuestos por el FMI y el Banco
Mundial han abierto los mercados nacionales de los países
bajo tutela internacional a las sociedades transnacionales, asegurando
el servicio de la deuda de estos países frente a los estados
del Norte, de las instituciones internacionales y de acreedores
privados.
Estas políticas, que han abierto el camino a la OMC, no hacen
más que perpetuar el ciclo de la dependencia y agravar la
pobreza, tal como lo demuestran los estudios y declaraciones del
CETIM exponiendo la situación de las poblaciones concernidas.
Por la anulación de la deuda del Tercer Mundo
Hay que anular la deuda de los países del Tercer Mundo y
apoyar toda movilización que vaya en este sentido. Pero esta
lucha tiene que surtirse de la aplicación, en cada uno de
los países endeudados, de auditorías sobre la génesis
de su deuda y de sus distintos componentes.
Esta deuda no ha caído del cielo. En muchos caos, se la puede
calificar de "deuda odiosa" que ha servido para la perpetuación
de crímenes contra la humanidad, el establecimiento del régimen
de apartheid o de dictaduras, la ejecución de genocidios.
No debería sólo ser anulada, sino que sus responsables,
tanto prestamistas como prestatarios, deberían ser perseguidos
penalmente. Entre otros, los préstamos no tenían otro
fin que "relanzar la máquina económica",
a golpe de corrupciones activas y de falsos proyectos. Y de cualquier
forma, la deuda del Tercer Mundo ha sido más que reembolsada
a través de los intereses usurarios.
Todo esto debe ser minuciosamente desmenuzado por medio de auditorías,
llevadas a cabo por ejemplo por instituciones de investigación,
siguiendo las peticiones de movimientos populares. Entones se vería
que, sin tener que hablar de reparaciones históricas ligadas
a la esclavitud, a la "conquista" de América u
otras, la deuda va con toda probabilidad completamente en el sentido
contrario... |