OMC, liberalización de los mercados, patentes de seres vivos y propiedad intelectual
Después
de su creación en 1995, con los acuerdos de Marrakesh, la Organización
Mundial del Comerció (OMC) se ha convertido es una de las fuersas
de la ofensiva neoliberal por la tríada Estados Unidos de América,
Unión Europea y Japón, la OMC toma las riendas sin reparto
de la mercantilización y tiene como filosofía única
la del máximo provecho para las sociedades transnacionales. Bajo
su batuta, los mercados no se desregularizan sino que se regularizan según
el único interés de estos últimos. La imposición
de acuerdos como los relativos a la agricultura, al comercio de servicios
(AGCS) o a la propiedad intelectual (ADPIC) se hacen en detrimento de
los derechos de los pueblos y del interés general de las poblaciones.
El acuerdo sobre los ADPIC dan, por ejemplo, carta blanca a estas sociedades
para saquear los recursos y sabiduría tradicional de los países
del Sur por la patente sobre los seres vivos por la práctica de
precios prohibitivos sobre los medicamentos esenciales.
Otro gran postigo de la OMC, la liberalización de los mercados
agrícolas, corre el peligro de transformar la investigación
bulímica de nuevos mercados en cataclismo de dimensión mundial:
no sólo por las consecuencias sociales y económicas catastróficas
que va a arrastrar al mundo rural, que constituye aún cerca de
la mitad de la población mundial, sino también por los peligros
de orden sanitario y ecológico que pueden aparecer y por tanto,
los consumidores del Norte empiezan a tomar conciencia con temor.
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